La opulencia del cerdo

Fa menys d'una setmana que em queixava publicament de que els diaris de Barcelona no publicament notícies sobre agrícultura, atesa la seva importància dins de la seva economía. I em queixava especialment perquè el diari Avui havia deixat de publicar l'esperat article quinzenal d'agricultura de la fundació Agrícola catalana. Però vet aquí que La Vanguardia ha publicat a tota plana i dins de la secció d'Economia un article d'interès sobre el sector porquí que us adjunto.
CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA ECONÓMICA
La opulencia del cerdo. Del cárnico a la genética, la economía porcina dinamiza la Catalunya interior
RAMON AYMERICH - BARCELONA - 17/12/2006

Somos lo que exportamos. En cinco años, las ventas al exterior de carne de cerdo se han duplicado y se han colocado en el pelotón de cabeza de las exportaciones catalanas. El dato refleja la pujanza de un sector que vertebra la economía de la Catalunya interior pero que se mantiene en la invisibilidad por su mala imagen.
Media docena de grupos - de Vall Companys a Baucells, Batallé o Guissona- han convertido el sector en potencia europea En Catalunya, las granjas crían diez millones de cerdos al año, pero los mataderos sacrifican quince millones. Catalunya exporta automóviles, componentes, medicamentos y... carne de cerdo. Mucha carne de cerdo, 560 millones de euros sólo entre enero y agosto del 2006. La cifra, que equivale a menos del 10% de la producción - en Catalunya se crían 10 millones de cerdos al año y se sacrifican 15 millones-, refleja cómo en silencio, con la discreción a que obliga la mala imagen del sector, el porcino es hoy uno de los mayores pilares económicos de la Catalunya interior. De Segrià a Osona, de Noguera a Gironès, las comarcas que conecta el Eix Transversal son escenario de una profunda transformación que ha implicado la desaparición de muchas pequeñas explotaciones y la consolidación de media docena de grupos que actúan en todos los campos: desde la cría hasta la elaboración de piensos, la instalación de mataderos, la gestión de purines, la veterinaria o la genética. "Hoy, el que cría cerdos sin saber quién se los va a comprar no tiene futuro", explica Joan Wennberg, jefe de producción de Baucells, grupo creado en 1956 como fabricante de piensos y uno de los grandes del sector. Baucells tiene granjas en Catalunya y Aragón y comercializa toda su producción. "Criamos medio millón de cerdos, menos que hace unos años, porque hemos invertido mucho en sacrificio y en conseguir la trazabilidad de todo lo que vendemos". Las granjas de Baucells - como la de Cararac- están hoy entre las mejores de Europa. Como Baucells, la mayor parte de los grupos surgen en los años cincuenta. Entonces el campo catalán estaba descapitalizado y las familias engordaban a duras penas uno o dos lechones. Los más avispados, como Jaume Alsina, de Guissona, viajaron a Holanda para conocer las técnicas de explotación intensiva. Hoy el porcino catalán supera al holandés y es una potencia europea. Cuenta con un gigante productor como Vall Companys; con empresas de embutidos como Tarradellas o Casademont, y grupos como la Corporació Guissona, el primero en completar el círculo virtuoso de llegar directamente al consumidor. "Es un error pensar que Catalunya sólo cría cerdos. Éste es un sector complejo, una industria con intereses cruzados y múltiples compromisos entre gente que elabora piensos, que trabaja en genética, que instala mataderos, que fabrica maquinaria para la carne, que hace cría experimental", explica Joan Tibau, responsable del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) de Monells, Girona. Este centro dedicado al control porcino cuenta con una veintena de técnicos especializados. En la última década, la gente del IRTA han sido testigos de la salida al exterior de grupos de referencia en genética porcina. Como Semen Cardona, la aventura empresarial de Maria Àngels Rial, el grupo Batallé, o UPB España. "Todo ello ha sido el resultado de una década magnífica. Cuando España erradicó la peste porcina en 1995, empezamos a exportar y hubo que mejorar todo el entorno", añade. ¿Por qué entonces un sector tan potente tiene tan escasa presencia pública y se duele del ninguneo de la Administración? La clave se llama purines y el alto coste en contaminación que comportan. "Este sector ha mejorado mucho en todos los aspectos. Pero tiene mala prensa por culpa de los purines. El problema de las granjas de cerdos no es que se vean. Es que se huelen. Y eso, en algunas comarcas en julio se nota", explica Ricard Parés, director de PorCat, portal de la Asociación Catalana de Productores de Porcino. "Cada catalán consume al año 60 kilos de carne de cerdo, sin darse cuenta de su equivalencia en purines. Nadie se queja de los residuos urbanos, pero sí de los purines. Catalunya tiene una reglamentación muy estricta. Y esto puede acabar en deslocalización. Algunos ya han empezado a hacerlo a Aragón o Castilla-La Mancha". Joan Wennberg corrobora el discreto perfil público del sector. "La gente aquí está bien formada, trabaja bien y gana dinero. Pero no cuentes en una discoteca que trabajas en el porc porque no ligas". Porca riqueza!
domingo, 17 de diciembre de 2006
El bienestar de los animales
¿Cuánto durará la bonanza de la última década? Según Joan Tibau hay factores que apuntan a un estancamiento futuro. "El envejecimiento de la población no alienta el consumo de carne de cerdo, como tampoco la difusión de la cultura islámica. Por eso podemos tocar techo en un plazo no muy lejano". Ahora, una directiva europea sobre bienestar animal obliga a una nueva reconversión de las explotaciones antes del 2013. "En un principio, los cerdos estaban sueltos en las eras. Con la explotación intensiva se separó a las madres porque los lechones morían aplastados", afirma Wennberg. "Esto ha incrementado la productividad hasta 24-25 lechones por cerda y año", afirma Parés. La directiva obliga de nuevo a mezclar las madres gestantes con los lechones, lo que exige más espacio y más inversiones. Hay quien opina que la productividad bajará. Los más afectados van a ser los pequeños productores, con poca capacidad financiera para acometer las reformas que se requieren para adaptarse a la nueva normativa. "Habrá explotaciones que cerrarán", añade Wennberg

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